El descenso de la inflación en abril fue celebrado por el Gobierno nacional de Javier Milei, pero la contracara de esta situación es la caída del consumo y de los salarios. Los precios caen porque la gente puede comprar cada vez menos.
El panorama económico argentino presenta una mezcla de señales contradictorias en el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Aunque la inflación promedio a nivel nacional mostró un descenso significativo en abril, alcanzando el 8,8%, en contrapartida, el consumo registra una fuerte caída, sumándose al deterioro de los salarios.
Entre las novedades del informe del Indec, se destacan algunos productos que han experimentado una deflación, como las “galletitas de agua envasadas” y el kilo de harina común, que descendieron un -0,5% y un -0,2% respectivamente. Sin embargo, estos datos positivos contrastan con la realidad del consumo.
Según datos de la consultora Focus Market, a través de su sistema Scanntech, el consumo masivo sufrió un retroceso del 20,4% interanual y del 17,1% respecto al mes anterior en abril de 2024. Además, la cantidad de tickets de compra disminuyó un 8,9% respecto al mes anterior y un 11,2% en comparación con el año anterior.
Estos números se ven respaldados por el informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que revela una caída del 7,3% en las ventas minoristas en las pymes durante abril, acumulando un descenso del 18,4% en el primer cuatrimestre del año.
Si bien hubo un repunte del 1,6% en comparación con marzo, este dato algo alentador se ve opacado por la realidad salarial de los argentinos. Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), en el primer trimestre del año los salarios privados registrados sufrieron una caída real del 14%, mientras que los salarios públicos descendieron un 24,1%. Los trabajadores informales fueron aún más afectados, con una caída del 39,6%.
Este panorama refleja el impacto de la devaluación ocurrida en diciembre pasado, que ha erosionado significativamente el poder adquisitivo de los argentinos, afectando tanto al consumo como a la capacidad de ahorro de las familias.